Blogia

DIARIO DE REFLEXIONES

Vago, a letras; empollón, a ciencias

Vago, a letras; empollón, a ciencias

El siguiente reportaje, publicado en el periódico El país el día 30/06/08 trata de cómo los estereotipos condicionan la elección de estudios en el bachillerato - Tópicos de simpatía e indecisión frente a los de inteligencia y materialismo.

El alumno de letras es sociable simpático y abierto, pero vago, incapaz, despreocupado e indeciso. El de ciencias es inteligente, serio y responsable, pero individualista, insociable, aburrido y materialista. Así opinan de sí mismos y de sus compañeros 36 alumnos madrileños de entre 14 y 18 años que fueron reunidos para hablar de la elección de estudios que han hecho o la que están a punto de hacer. Se trata de parte de una investigación cualitativa dirigida entre 2003 y 2007 por la profesora de Sociología de la UNED Mercedes López Sáez, en la que los chavales reproducen el estereotipo clásico: los vagos, a letras; los empollones, a ciencias.

Una imagen que afecta, por supuesto, al género: el chico que elija Humanidades perderá características masculinas a ojos de los demás y se le tachará de incompetente. Igualmente, la chica que elija la rama de tecnología perderá para sus compañeros características típicamente femeninas de sociabilidad, señala el estudio, titulado Diferencias en elecciones de modalidades de bachillerato entre chicas y chicos.

Los estereotipos conllevan simplificación y generalización. Son injustos y muchas veces son feroces guardianes de lastres sociales, pero acaban impregnando la realidad de manera que resulta difícil diferenciar: ¿Es el estereotipo el que provoca una situación o se trata de una realidad, simplemente, generalizada? La profesora tutora de Antropología Social y Cultural de la UNED María Dolores Aguilar habla en este caso de "naturalización del estereotipo", es decir, "convertir en realidad algo que no lo es". Aguilar lo tiene claro: "A pesar de que la adolescencia es una etapa de rechazo al mundo adulto, los jóvenes son el producto de una educación y de una sociedad y eso es lo que reproducen".

La dicotomía letras-ciencias es un clásico. Los propios profesores, en otra parte del estudio en el que se entrevistó a 11 docentes madrileños, lo constatan: "Hay gente que no tiene capacidad y ha sacado un bachillerato con una media de 6 a base de horas y horas y horas..., Y no dan más de sí. Y, sin embargo, si esa gente se hubiera metido en un bachillerato de ciencias no hubieran podido sacarlo. Estoy convencida, no es que sea tópico", dijo una docente de ciencias. "Los inteligentes hacen Tecnología y los no inteligentes hacen Humanidades. Ésta es la batalla de los de letras, pero que está potenciada por los profesores... los de Química, Matemáticas y Biología por lo menos", dijo otra de letras.

¿Son intrínsecamente más difíciles las ciencias? Se habla de la dificultad de unas materias más abstractas, que requieren "un mayor esfuerzo por parte de los alumnos", decía el profesor de Química Ángel Zamoro hace unos meses a este periódico. Pero, aunque puede tratarse de la profecía autocumplida (por aquello de los vagos), la estadística dice que los alumnos de Ciencias de la Naturaleza y la Salud y Tecnología repiten menos en 2º de bachillerato (el 22,9% y 28,9%, respectivamente) que los de Sociales y Humanidades (29,6%), y mucho menos que los de Artes (45,5%).

La enseñanza de las materias de ciencias depende, como la cualquier otra, del profesor, aseguraba Esther Tobarra, premio extraordinario de bachillerato por sus notas en esta rama. De hecho, la didáctica de las ciencias, en general, y de las matemáticas, en particular, lleva años en el punto de mira. Expertos internacionales como el británico Jonathan Osborne no se cansan de reclamar el destierro de las pizarras llenas de fórmulas interminables y las verdades rígidas e incuestionables, para sustituirlas por el debate, la discusión y la práctica.

Pero dentro de ciencias y letras también hay subcategorías, que tienen mucho que ver con el sexo. La opción de Tecnología en bachillerato, identificada con la mayor dificultad, sólo la elige un 8,9% del alumnado, y, de ellos, el 80% son varones. Ciencias Naturales y de la Salud, también identificada con mayor dificultad que las letras, la estudian el 37% de los bachilleres. Sin embargo, se identifica mucho más con las mujeres, que representan el 50,7% de esta opción. La mitad los bachilleres están en Sociales y Humanidades, y aquí sí son mayoría (63%) las mujeres. El porcentaje más pequeño de bachilleres (engañoso, porque se ofrece en pocos institutos) está en la rama de Arte: un 3,9%. De ellos, el 64% son mujeres.

La presión familiar y social

"Letras se asocia a los estudios fáciles, cómodos, llevaderos y prácticos. Ciencias se asocia a estudios difíciles, arduos, áridos, trabajosos pero con prestigio", dice el estudio sobre las opiniones de los jóvenes. "La tecnología les va a facilitar el trabajo futuro. Piensan muchísimo en su futuro", apunta un docente en otra parte de la investigación.No es extraño, entonces, que los muchachos admitan que en la elección de ciencias, aunque sea a veces sutilmente, pesa la influencia familiar: "Yo creo que tus familiares siempre te van a ver mucho mejor si coges un bachillerato de ciencias que un bachillerato de letras", dijo un alumno del bachillerato tecnológico. "Me di cuenta de que mis padres el periodismo lo veían como inferior a una ingeniería, que tenía como menos salidas. Entonces me metieron en la cabeza que no, que ingeniería", señalaba otra estudiante.Las ciencias suelen estar más vinculadas a la vocación y una cierta claridad sobre su futuro, mientras que las letras son una elección más abierta, más relacionada con la indecisión, según las perciben los jóvenes. Además, defienden que esta opción es totalmente independiente y poco condicionada por la familia, aunque sí por los amigos: "Te guías un poco por tus amigos. Las primeras opciones que te planteas son las que van a elegir", añade una alumna de Humanidades y Ciencias Sociales.

REFLEXIONES SOBRE LOS ARTÍCULOS; LOS PRIMEROS DE LA CLASE Y EL 43% DE LOS ESPAÑOLES PASA DE LOS LIBROS.

REFLEXIONES SOBRE LOS ARTÍCULOS; LOS PRIMEROS DE LA CLASE Y EL 43% DE LOS ESPAÑOLES PASA DE LOS LIBROS.

Los hábitos de lectura están cambiando, y prueba de ello son los datos que se presentan en estos dos artículos.

 

Es evidente que estos resultados forman parte de una serie de acontecimientos que, en mi opino, han hecho que los hábitos de lectura hayan aumentado.

 

- En el ámbito infantil, el fenómeno Harry Potter es fundamental para este aumento. Quizás sea por su contenido mágico o novedoso en la literatura infantil. Pero no olvidemos que cada vez hay más planes educativos cuyo objetivo es el aumento de los hábitos de lectura.

- Con respecto a los lectores de entre 14 y 25 años, creo que es una etapa en la que estos lectores desarrollan sus gustos por la lectura en función de sus preferencias.

- Pero a la hora de hablar de los lectores de 25 a los 45 años, existe un descenso considerable que puede estar influido por el estrés laboral y /o estudiantil, las largas jornadas laborales y el exceso de trabajo con la consiguiente falta de tiempo.

- En cuanto a los lectores de 45 a 65 años, el porcentaje desciende aun más porque es aun una generación que vivió un sistema educativo más pobre, producto del abandono escolar de estos antiguos alumnos, a causa de la falta de recursos económicos que existían en las familias españolas y que obligaba a los alumnos a dejar los libros y ponerse a trabajar.

 

A pesar de todos estos datos, no podemos olvidar que Internet esta jugando un papel importante en la sociedad lectora. Cada vez más usuarios de Internet optan por leer el periódico por Internet o buscar información mediante este medio, acto que debemos considerar como un momento de lectura, con lo que se debe de tenerse en cuenta.

LOS DIEZ PRINCIPIOS SUPREMOS DE LA BUENA ENSEÑANZA

LOS DIEZ PRINCIPIOS SUPREMOS DE LA BUENA ENSEÑANZA

Este artículo apareció en la revista The Teaching Professor, después de que el Profesor Leblanc ganara en 1999 el premio Seymous Schulich para la excelencia en la enseñanza. Se publicó en la web de la Universidad de Hawaii

Primero. La buena enseñanza tiene que ver tanto con la pasión como con la razón. No se trata solamente de motivar a los estudiantes a que aprendan, sino de enseñarles cómo aprender, y hacerlo de manera que sea relevante, llena de significado y memorable para ellos. Consiste en saber cuidar el arte de enseñar, en apasionarse por él y en trasmitir esa pasión a los demás, sobre todo a los alumnos.

Segundo. La buena enseñanza es considerar a los estudiantes consumidores de conocimiento. Consiste en hacer el mayor esfuerzo por mantenerse actualizado en su campo, leyendo las fuentes directa e indirectamente relevantes, y frecuentando el grupo líder tan a menudo como sea posible. Pero el conocimiento no se circunscribe a las revistas especializadas. La buena enseñanza consiste en saber tender puentes entre la teoría y la práctica. Consiste en dejar la torre de marfil y sumergirse en el campo de trabajo, conversando con la gente que pone en práctica la teoría, consultándoles y asistiéndoles, y también establecer relaciones con sus comunidades.

Tercero. La buena enseñanza consiste en escuchar, preguntar, ser sensible, y recordar que cada estudiante es diferente. Consiste en provocar las respuestas y en desarrollar las habilidades de comunicación de los estudiantes. Consiste en alentarlos a excederse, y al mismo tiempo, consiste en ser humano, respetuoso de los demás, y en ser un profesional todo el tiempo.

Cuarto. La buena enseñanza no consiste en tener siempre una agenda fija y en ser rígido, sino en ser flexible, de ánimo experimentador, y en tener la confianza necesaria para reaccionar y ajustarse a las circunstancias. Consiste en obtener sólo diez por ciento de lo que esperaba alcanzar en clase y aún así sentirse satisfecho. Consiste en saber desviarse del programa de clase o de la lección programada cuando hay mejores oportunidades de aprendizaje en otra parte. La buena enseñanza consiste en el balance creativo entre ser un dictador y ser un condescendiente.

Quinto. La buena enseñanza es cuestión de estilo. ¿Debería ser divertido enseñar? Puede apostar a que sí. ¿Significa esto que carezca de sustancia? De ninguna manera. La enseñanza efectiva no consiste en clavar las manos en el podio, o en tener los ojos fijos en lo que proyecta la pantalla o la pizarra. Los buenos maestros trabajan el espacio en el aula y saben dónde está cada estudiante. Se dan cuenta de que ellos son los directores y los alumnos la orquesta. Cada estudiante toca un instrumento diferente y con diferentes grados de habilidad.

Sexto. Esto es muy importante: la buena enseñanza es asunto de buen humor. Consiste en no tomarse a usted mismo demasiado en serio. A menudo consiste en hacer bromas inocuas, la mayoría cargadas a su cuenta, de manera que el hielo se rompa y los estudiantes aprendan en una atmósfera relajada donde usted, como ellos, se vean como seres humanos con debilidades y carencias.

Séptimo. La buena enseñanza consiste en cuidar, nutrir y desarrollar mentes y talentos. Consiste en dedicar tiempo a cada alumno, a menudo sin que el interesado se dé cuenta. Consiste también en aquellas horas desagradecidas que dedicamos a calificar, a diseñar o rediseñar cursos y a preparar materiales para mejorar la enseñanza.

Octavo. La buena enseñanza se apoya en un liderazgo fuerte y visionario, y en un soporte institucional muy tangible (recursos, personal y fondos). La buena enseñanza se refuerza continuamente con una visión global que trasciende toda la organización --desde los profesores hasta los auxiliares--, la cual queda reflejada en lo que se dice, pero más importante, en lo que se hace.

Noveno. La buena enseñanza consiste en ser intermediarios entre los profesores antiguos y los nuevos, entre los compañeros de trabajo, y en ser reconocido y promocionado por los colegas. La enseñanza eficaz debiera ser recompensada, y la enseñanza pobre debiera ser mejorada a través de programas de capacitación.

Décimo. Al final, la buena enseñanza consiste en saber divertirse, en saber experimentar las recompensas propias de la profesión, como cuando uno fija la mirada en un estudiante al final de la fila y puede ver cómo funcionan sus neuronas, cómo se forman sus pensamientos, y cómo ese alumno se convierte en una mejor persona. Los buenos maestros practican su arte no por amor al dinero o porque tienen que hacerlo, sino porque verdaderamente disfrutan haciéndolo y quieren hacerlo. Los buenos profesores no se pueden imaginar haciendo otra cosa.

CARTAS A UN JOVEN PSICÖLOGO

CARTAS A UN JOVEN PSICÖLOGO

Persona y personalidad, esta claro que ambas palabras pertenecen al mismo campo semántico, pero ¿realmente somos conscientes de lo que conlleva éstos dos conceptos?

Al comenzar nuestras sesiones de la asignatura de Psicología de la Personalidad, partimos de la base de estos dos conceptos y, sinceramente, creo que mi concepción sobre ambos, tras estas clases, no era tan clara como pensaba.

Cuando hablo de “la persona” siempre tiendo a buscar una imagen física sobre el individuo, como un ser humano, como es su aspecto físico, como es su exterior. Y cuando hablo de “la personalidad” por norma general tiendo a buscar calificativos del tipo introvertido, extrovertido, cariñoso, amable, etc. Sin detenerme a pensar en lo que realmente conlleva el tener personalidad.

Es obvio que “por ahí van los tiros”, pero, la persona y la personalidad van mucho más allá. Basándome en las definiciones del personólogo J. M Otero-López, una persona puede ser definida como un individuo con una historia; con un pasado, un presente y un futuro. Con unos intereses propios, un ser singular, un individuo con unos rasgos y comportamientos propios que le hacen único.

Mientras que la personalidad, según las palabras de J. Sanz (Psicólogo de la personalidad) sería aquel concepto que nos permite entender como diferentes individuos responden de manera distinta ante las mismas situaciones, por qué una persona se comporta de manera similar ante situaciones distintas y por qué algunas personas presentan una respetable continuidad en el tipo de conducta que manifiesta a lo largo de su vida. Por tanto, la personalidad sería la organización dinámica de todas las características psicológicas de la persona que dan coherencia a su conducta.

Por todo ello, las psicología de la personalidad pretende integrar todos los aspectos de la conducta humana, mediante un carácter totalizador e integrador, y estableciendo las señas de identidad como una característica principal del objetivo del estudio. Tarea nada fácil para los psicólogos de la personalidad cuando pretenden buscar la mejor explicación del ser humano en su totalidad integradora.

Ahora bien, mi pregunta es, ¿se nace o se hace la persona y la personalidad? Con respecto a lo dicho con anterioridad, entiendo que tanto la persona como la personalidad comprenden ambos momentos. Por genética o/y por situaciones de los contextos en los que nace un individuo; se nace con unas características innatas que marcan al sujeto, en él como persona y en su personalidad. Y que además y como producto del paso del tiempo y a causa de las experiencias individuales de cada sujeto se va a modelar como persona y a crear su marcada personalidad.

Así pues, Cattel (1950) acierta al decir que “el estudio de la personalidad total es pues el centro del que parten todos los estudios más especializados y solo conectados con este centro progresaran”.

¿Y como diferenciar al un individuo de otro? La respuesta esta en los <>. Para diferenciar las características de personalidad entre uno y otro sujeto, los psicólogos entienden que existen cinco factores que representan los patrones relativamente estables, y consistentes de conductas de una persona; estos factores son: la Extraversión, la amabilidad, la responsabilidad, el neuroticismo y la apertura de la experiencia.

Son rasgos que sirven de base para apoyar todas las disciplinas que comprenden la psicología de la personalidad, siempre y cuando, además, sea posible establecer un equilibrio entre los datos y las teorías que forman parte de la psicología de la personalidad.

La razón de ser de la psicología de la personalidad es la explicación y la predicción de la conducta del individuo, conceptualizada como una necesidad de la psicología y posiblemente con todas las ciencias sociales, lo que consolida su carácter intersticial y su naturaleza interdisciplinar. Por ello, ni que decir tiene que se ha de apoyar en otras disciplinas para poder dar respuestas a las conductas y sus explicaciones.

 

 

Cuando J. M. Otero-López habla de imperialismo psicométrico, habla de la importancia que tiene el reflexionar sobre ante la teoría, la importancia de la práctica de una buena teoría, en definitiva, ser más dinámico y novedoso a la hora de hacer frente a las investigaciones, no hacer mal uso de los análisis factoriales.

Los factores y las teorías son los grandes pilares que sirven para explicar la complejidad del comportamiento humano.

Los intereses personales, son una función que nos permiten conocer lo que las personas quieren, lo que les motivan a actuar durante periodos concretos y cuando adoptan determinados roles.

A pesar de todo lo dicho, nos seguimos sirviendo de los llamados estereotipos, y que como opinan Mª L. Sánchez- Bernardo y Mª D. Avia, “los estereotipos sirven como atajos mentales para hacer clasificaciones rápidas de las personas. Pero esta faceta, viene a ser errónea y peligrosa”.

Mediante los estereotipos, en la mayoría de las ocasiones lo que pretendemos es clasificar a las personas de modo que creamos prejuicios con respecto a la persona, lo que provoca que en muchas ocasiones se perjudique a la persona que se encuentra encasillado de manera injusta.

En resumen, el estudio de la personalidad se debe estudiar como un sistema organizado y único. Y tener claro que, la psicología de la personalidad, como muchas otras ciencias, ha de estar apoyada en los datos empíricos, para de este modo poder ser conscientes de las limitaciones y los méritos de dicha ciencia. Por eso no solo vale con recitar las teorías, sino que se han de cotejar los resultados.

PSICOLOGIA DE LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

PSICOLOGIA DE LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

Hola a todos:

Hoy nace una nueva asignatura, una nueva aventura que nos ayudará a comprender y aprender algo más y mejor todo aquello que rodea la infancia y la adolescencia.

¿Quién no recuerda alguna anécdota de la infancia? o ¿quién no recuerda lo importante que eran nuestros "problemas" en el instituto?.Tal vez pensemos que estos hechos eran episodios de nuestra vida que solo nos habían sucedido a nosotros, que eran nuestras preocupaciones y nuestras experiencias personales y de nadie más. Ahora como docentes sabemos que la psicologia puede dar respuestas a cada etapa de nuestra vida y es con esta asignatura donde vamos a poder dar respuesta a todo lo que se refiere a la psicología de la infancia y la adolescencia.

Por ello, hoy doy la bienvenida a todos aquellos que descubrais esta página y que juntos podamos comprender y aprender mejor todo aquello que comprende la Psicología de la Infancia y la Adolescencia.